"EL CIEN PIES"
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¿En dónde andan nuestras patitas? ¿En qué caminos están nuestros piecitos? ¿En el camino propio? ¿En un camino ajeno…?
¿Qué sucede si están todos nuestros piecitos (esos cien pies que andan en caminos ajenos) formando dos pies en nuestro propio camino, en nuestro andar, y conectamos desde ahí con quienes nos rodean y acompañamos desde ahí?
Poder, desde nuestro propio camino, estar acompañando el
camino de los demás, es uno de los fundamentos más hermosos de la vida.
El sentirse bien, el sentirse con tranquilidad, en paz desde
cada uno, es la consecuencia de ir labrando estos patrones que hemos heredado a
lo largo de la historia. Porque cuando pensamos que algo va
saliendo, de golpe vuelve.
Es encontrar tu propio lugar, y desde allí empezar a
caminar, como padre, como madre, como hermano, como miembro de una familia, de
una sociedad… Quien camina su propio sendero y acompaña a los demás desde allí,
es quien puede acompañar sin juzgar, es quien puede acompañar de manera
ubicada.
Esta situación nos trae, de alguna manera
una y otra vez, a través de la falta y del error, el aprendizaje.
En este ejercicio vamos a ir encontrándonos para ver de qué forma estamos acompañando a quienes
nos rodean, de que manera nos estamos encontrando reflejados en quienes nos
rodean, y donde están nuestros consejos, nuestras formas de facilitar el camino
de los demás, y donde está el propio…
TE INVITAMOS A OÍR EL AUDIO
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Y PUEDAS HACERLOS CUANTO LO NECESITES
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También compartimos la Música de este Programa:
Soy Mi Soberano - Gustavo Cordera
Siete Horas - Bebe
¿Donde esconder tantas manos? - Las Pastillas del Abuelo
Pensamiento de caracol - Martín Buscaglia
Escuadras - Nacho y los Caracoles
Historia de Reflexión:
En un campo, perdido en la montaña, había un peón que se
dedicaba a traer agua del pozo hacia la zona de la hacienda. Y tenía dos
cubetas, sostenidas por una viga que traía día a día al hombro, para llenar el
tanque de la casa.
Y así pasaba sus días, haciendo esta labor, hasta que su
patrón se dio cuenta de que una de las cubetas estaba rota... tenía una pequeña
fisura que hacía que se perdiera el agua. Y lo veía a su empleado que, al ir y
venir siempre llegaba con la mitad de la cubeta llena.
Entonces le aconsejó que
la arreglara, y este le contestó que no, que así estaba bien.
El patrón asintió
y lo dejó.
Otro día, cuando iba volviendo, sus compañeros de trabajo vieron que la cubeta estaba rota, que tenía una fisura. Se acercaron a él y le dijeron que tenía que arreglarla, que estaba rota y que así iba perdiendo agua por el camino.
Otro día, cuando iba volviendo, sus compañeros de trabajo vieron que la cubeta estaba rota, que tenía una fisura. Se acercaron a él y le dijeron que tenía que arreglarla, que estaba rota y que así iba perdiendo agua por el camino.
Éste
los miró y les dijo que no era necesario, que así estaba bien. Y siguió día a día haciendo lo mismo.
Unos vecinos que lo vieron pasar, observaron que la cubeta
estaba rota. Se acercaron y le dijeron que porque no la arreglaba, y él les
contestó que así estaba bien.
Pasó el tiempo y llegaron momentos de sequía, todo el Valle
se volvió escaso. Pero algo llamó la atención del patrón, de los compañeros de
trabajo y de los vecinos… aquella zona, donde este hombre caminaba llevando
el agua, estaba llena de plantas con frutos y flores. Y creyeron que era un
milagro, otros decían que era magia… Hasta que se animaron a preguntarle al
hombre si sabía porqué había sucedido esto. Y él les contestó que cada día que
hacía ese transcurso, iba dejando semillas, y que ese agua que dejaba caer,
estaba destinada para hacer nacer esas plantas.
Por eso, cuando tratamos de comprender el camino del otro,
realmente ¿Qué estamos comprendiendo?
UNA VEZ MÁS... BUENA VIDA!
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