"OTRA VEZ SOPA"
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¿De cuantas cosas estamos configurados y nos estamos
quejando todo el tiempo sin darnos cuenta? ¿Qué parte de nosotros es la que se
queja? ¿Cuántas quejas componen tu día? Esas son preguntas para el día de hoy…
El poder de la palabra… ¿Qué hacemos con ese poder de codificar una palabra y
llevarla a tu día? ¿Qué estás construyendo? ¿Cuántas quejas escuchas de los
demás? ¿Cuántas quejas reproducís? ¿Cuántas quejas creas? ¿Qué estamos haciendo con ese poder de la palabra? ¿Qué estamos
alimentando? Al estar quejándonos, alimentamos la situación de
la que nos quejamos, le damos más vida.
¿Qué patrones nos están molestando? ¿Qué patrones nos están
jodiendo a fuera, que se nos mueve tanto la estantería por dentro?
Las respuestas a todas estas preguntas no suelen agradarnos y, de golpe, te empiezan a desestabilizar. Y la crítica, en
algún aspecto, te posiciona fuera de tu propio centro, en el lugar del otro pero con tu propio sistema de creencias. Y ahí... ¿Cómo puedo ser objetivo ante
una situación?
El camino, como han pronunciado muchos a lo largo de la
historia, es la gracia. Y ahí está un tanto difícil, y poco entendible a veces
el concepto de estar en gracia desde uno y proyectarlo y llevarlo hacia los
demás.
En este ejercicio que viene anímense a jugar como niños,
anímense a encontrarse. Es suave el camino cuando lo planteamos desde ese
espacio, desde ese lugar, desde ese pulso.
TE INVITAMOS A OÍR EL AUDIO
INCLUSO DESCARGARLO PARA QUE TENGAS LOS EJERCICIOS
Y PUEDAS HACERLOS CUANTO LO NECESITES
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También compartimos la Música de este Programa:
Soy Mi Soberano - Gustavo Cordera
Hoy Sopa Hoy - Cuatro Pesos de Propina
Depende - Jarabe de Palo
Almita Mía - Marta Gómez
Enjoy the Silence - Depeche Mode
Historia de Reflexión:
Cuentan que iban 4 hombres en un tren, en esos vagones de
tren donde hay camas, donde se
puede dormir.
Después de una larga jornada de viaje decidieron apagar la luz e
irse a dormir.
Una vez que alcanzaron el sueño, se empezó a escuchar en la
noche a uno de ellos murmurar: “cuanta sed que tengo… cuanta sed que tengo…
cuanta sed que tengo… cuanta sed que tengo…” Así estuvo, minutos y minutos
repitiendo lo mismo, hasta que uno de ellos, cansado de escuchar a su compañero
de viaje, se levantó entredormido, se golpeó la rodilla contra una de las
camas, y quejándose por ello, se fue a buscar un vaso de agua que le trajo a su
compañero para así poder seguir durmiendo con calma.
Refregándose el golpe que se había dado en la pierna, se
acostó y se dispuso a dormir. Con esa molestia, quejándose, se durmió. Los
otros agradecían, así todos volvían a retomar el sueño, hasta que se volvió a
escuchar del mismo hombre: “cuanta sed que tenía… cuanta sed que tenía… cuanta
sed que tenía…”
Esta historia nos enseña un poco eso, la mente cuando está
preparada para quejarse, cuando está preparada para la crítica, tenga o no
tenga, cumple el mismo patrón.